Heredar una casa, es a la misma vez un regalo generoso de un ser querido y un momento de duelo muy dura que inicia un proceso que puede estar lleno de emociones. Es probable que esté recibiendo esta propiedad como resultado de la muerte de un ser querido, y las decisiones financieras que vienen con la herencia de la propiedad pueden ser estresantes y confusas.
Aunque es posible acudir al auxilio judicial para resolver una situación de bloqueo como la que se produce cuando algunos herederos quieren vender y otros no, lo cierto es que esta debería ser la ultima de las opciones. Un procedimiento judicial supone un gasto adicional (se necesita abogado, un procurador y los servicios de un tasador) Además, podría deteriorar la relación con tus los otros herederos con los que seguramente te unen lazos familiares.
Por esta razón, te aconsejamos explorar otras vías:
¿Qué implica la división de una herencia? Es un procedimiento por el que tras el calculo del precio total se divide la herencia en lotes asimilables entre todos los herederos, si un bien es indivisible, aquel que no quiere vender, compra al resto de copropietarios al precio e tasación.
El problema de este procedimiento suele estar en la fijación del precio. Para ello una opción es contratar un tasador profesional que determine el valor de los bienes a heredar. Luego se deberá dividir esa cantidad entre los herederos del bien.
Otra opción para fijar el precio, cuando cualquiera de las partes puede querer comprar, solo que no quieren compartir el bien, algo habitual en muchas situaciones, es la popularmente conocida como andorrana, que básicamente consiste en que una de las partes fija el precio y la otra decide si a ese precio prefiere comprar o vender. Es una opción valida solamente cuando cualquiera de las partes estaría dispuesta a comprar o vender.
Consiste en acudir a un mediador o arbitro que nos ayude a definir una solución adecuada a los intereses de todas las partes antes de la vía judicial. Muchas veces el mediador desde una posición sin emoción diseña una solución que satisface las necesidades y anhelos de todas las partes sin que se deteriore la relación.
Si ninguna de las vías anteriores ha dado resultado, deberás acudir a la vía judicial.
El artículo 404 del Código Civil establece lo siguiente: “Cuando la cosa fuere esencialmente indivisible, y los condueños no convinieren en que se adjudique a uno de ellos indemnizando a los demás, se venderá y repartirá su precio.”
Es decir:
Como una vivienda es un bien indivisible, si no hay acuerdo en que uno de los herederos se quede con la casa e indemnice al resto por la cantidad correspondiente, se debe acudir al juzgado para solicitar la venta de la casa en subasta judicial como método de dividir la copropiedad.
Lo primero que se deberá hacer es tasar la vivienda por el perito nombrado por el juez o bien por un tasador privado. Una vez tasada la vivienda se informará de la subasta a aquellos acreedores con derechos inscritos sobre el bien (por ejemplo si la casa tiene hipoteca se informará al banco).
¿Quién pueden acudir a la subasta? Tanto los copropietarios del inmueble como cualquier otra parte interesada en pujar para adquirir el piso. La particularidad de esto es que aquellos que no sean copropietarios deberán depositar un 30% del valor del bien a subastar para poder concurrir a la subasta y pujar por el bien.
Gana la subasta la puja más alta. Una vez finalizada se procederá a repartir el precio obtenido entre los copropietarios en el mismo porcentaje que de la cosa común eran propietarios.
Con la subasta acabas vendiendo por un precio menor, y seguramente con una relación rota, por eso es mejor llegar a un acuerdo.